Recientemente el OECD Observer ha publicado una entrevista con Fatih Birol, actualmente Economista Jefe y Director del Global Energy Economics, International Energy Agency (IEA). En esta entrevista, Fatih Birol, que además de su actual posición, fue autor de un artículo que divulgó un concepto de pobreza energética, que ha creado escuela, argumenta que los precios del petróleo están aumentando por dos razones: a) por la demanda de crudo de países como China e India, y b) por los costes crecientes de extracción del crudo, en un contexto en el que para lograr nuevos barriles de crudo se ha de ir más lejos, perforar a mayor profundidad o extraer petróleo no convencional.
No negaré ninguna de las dos razones que el economista jefe de la IEA nos da, pero desde mi punto de vista, su explicación es incompleta. En la misma frase en la que nos dice que estas son las causas de que el precio del petróleo aumente, se escribe lo siguiente: You might remember that they dipped to just above $30 per barrel in the midst of the financial crisis at the end of 2008. Since that time oil prices have averaged more than $90, which is triple their average in the two decades prior, and are currently above $100.That high oil prices have been sustained reinforces an important message (…) the era of cheap oil is over.
Hay una contradicción en esta explicación. Si se dice que el precio sube porque aumenta la demanda y porque los costes de producción aumentan, lo lógico sería creer que desde 2008 hasta la actualidad, años en los que la crisis económica no ha hecho más que progresar, si no ha aumentado sustancialmente el consumo mundial de crudo -aunque los costes de producción se mantuvieran iguales-, el precio no debería incrementar significativamente. Pero, ello no es así. Y, aunque sea cierto -que yo creo que lo es- que la era del petróleo con coste de extracción bajo se ha acabado, en cuatro años las expectativas no se han modificado tanto. Con todo ello, quiero decir que no basta con los «típicos» argumentos económicos para explicar las causas de la subida y la de bajada de los precios del petróleo.
Según las estadísticas de la International Energy Statistics, el consumo de petróleo mundial en 2007-el año anterior al estallido de la crisis- era de unos 85.847mil barriles al día, en 2011 fue de 87.421. Si no me equivoco, esto implica un incremento de un 1,83% en el consumo, que debería traducirse en un bajo aumento de la demanda de crudo. Mientras se producía este moderado aumento del consumo mundial, ¿qué ocurrió con los precios? Éstos experimentaron grandes altibajos, pero como media podría decirse pasaron de, en torno, unos 60$/barril a unos 100$/barril. Aunque esta cifra sea menor de la que nos habla el Sr. Birol, significa que, frente a un potencial aumento de la demanda de menos del 2%, el precio aumenta un 66%. Estos datos deberían ser suficientes para cuestionar cualquier argumento que afirme que, en las condiciones actuales, el precio del crudo sube -como sube- porque aumenta la demanda -sea ésta de China e India o de cualquier otro lugar.
Una vez abandonado el argumento «objetivo» de la demanda, queda el otro: la expectativa de que el petróleo barato se acaba. Este es un argumento muy viscoso. Pues esta expectativa está en el discurso main stream de las relaciones energéticas internacionales, desde los shocks del petróleo de la década de los 1970s y desde que el Club de Roma publicara el informe sobre los Límites del crecimiento en la misma época. No voy a negar que el petróleo es un recurso finito; como tampoco voy a negar que cada vez es más difícil y costoso obtener petróleo «nuevo». Lo que niego es que exista una relación positiva y directa entre la idea -la expectativa- de que ello va ocurrir y la evolución del precio del petróleo. Dicho de otro modo, no me creo que si el precio del petróleo ha pasado de 30 a 100, se pueda explicar sólo con este argumento.
Lamento que sea justamente uno de los divulgadores del concepto de pobreza energética el que haga estas afirmaciones, cuando actua como economista en jefe de la EIA. Justamente, si algo permite explicar este concepto es que un país puede ser pobre energéticamente, aunque sea extremadamente rico en recursos naturales. La razón de ello es que la pobreza energética es un problema de acceso al suministro energético; un problema de si se está, o no, conectado a las redes de aquellos que producen y comercializan la energía útil para el consumo final. Es decir, un problema originado por quién tiene el poder para decidir que «tú» eres un consumidor lo suficientemente solvente para merecer estar conectado a las redes de suministro. Por esta misma razón países de la OPEP son pobres, energéticamente hablando.
Ante ello, mi pregunta es ¿por qué cuando hablamos de pobreza energética, incorporamos el poder y cuando hablamos de precio del crudo, hablamos del mercado? Hablamos de un precio que sube o baja en función de cómo evoluciona la demanda y la oferta. Este doble rasero me da especialmente rabia, pues la recomendación que se deriva de este último diagnóstico es que la única solución es mejorar la eficiencia energética. Es decir que los consumidores finales (individuos o empresas no energéticas), consumamos menos energía para producir igual -o más- o para tener los mismos niveles de bienestar.
Es evidente que, al menos en esta parte del mundo, consumimos más de lo que necesitaríamos para vivir igual de bien y felices. En ese consumir en exceso, también se incluye el consumo energético. Sin embargo, mi pregunta es ¿si nuestro consumo fuera más eficiente, las grandes productoras del sector dejarían de presionar para que modelo de energía fósil siguiera vigente¿ y ¿dejarían de invertir en la explotación de -los costosos- yacimientos no convencionales y en la quimera de la energia fósil limpia? Hoy, ver que Estados Unidos y las mayores petroleras del mundo están apostando por el petróleo y el gas no convencional no parece una muestra de ello. Por lo tanto, otra forma de interpretar el porqué del aumento de los precios del petróleo es pertinente.
Se puede decir que el precio del petróleo sube porque éste se acaba. Como si ello fuera una cuestión que está fuera de nuestro alcance. Pero, se puede decir también que el precio sube, porque ante el fin de la explotación fácil de un recurso finito, aquellos que durante años han basado su poder en la producción o el uso del petróleo, nos han convencido a nosotros, que dependemos de su suministro, de que la única opción posible es explotar, cada vez más, los más costosos recursos fósiles que quedan en el planeta. Piénsenlo, desde este punto de vista, el precio sube no porque se acabe el petróleo, sino porque frente a este hecho, algunos han decidido seguir explotándolo; sabiendo que tienen el poder -porque estamos conectados a sus redes- de rentabilizar el aumento de costes. Que suban los precios, porque se acaba el petróleo con bajo coste de extracción, no es el destino, es una opción de aquellos conglomerados de poder que llevan años lucrándose por su gran poder de mercado.
Sí, son dos puntos de vista distintos. Yo te hablo desde mi pasada experiencia como operador del mercado eléctrico. En los balances del propietario de una central nuclear no aparecen desde luego los costes de investigación asociados a la industria. En otras palabras, no hablo del levelized cost ni del full cost, sino del coste marginal de generación. Por eso, para compensar esos costes que las tecnologías maduras ya no contabilizan, existen otras tecnologías que están primadas. Pero yo insistía en contextualizar la discusión. ¿De qué estamos hablando? ¿De cómo abastecer la creciente demanda energética de China e India en los próximos años? ¿O de qué cambios son necesarios en el paradigma energético para un futuro técnicamente sostenible, socialmente justo y económicamente rentable? Son dos discusiones con horizontes temporales y espaciales distintos. Pero sobre todo son dos discusiones distintas porque la primera tiene unas condiciones de controno muy definidas y dificilmente alterables. Leyendo tu artículo – gracias por las reseñas de lectura, son muy interesantes – entiendo mejor tu mensaje y lo comparto. Pero me gustaría hacer dos puntualizaciones.
La primera puntualización está relacionada con el «cuándo». Como dice Hermann Sheer, si hablamos de cambiar el paradigma energético no podemos discutir sólo sobre costes. No es lo mismo un MWhe producido a partir de un ciclo de Rankine en un modelo de generación centralizada que un MWhe producido por un molino de viento en una red de generación distribuída. No son el mismo producto porque tienen implicaciones distintas para la red (armónicos, reactiva, control de potencia, etc.) e implicaciones distintas para la sociedad. Por eso es importante que la gente tenga una mayor cultura técnica y entienda los procesos que subyacen a la generación eléctrica para poder interpretar lo que acontece en el presente y tomar decisiones para el futuro. Por eso he empezado a escribir posts como este en mi blog: http://wp.me/p1tnEs-1V . Sí, hay alternativas a la nuclear y al carbón. Y sí, la generación distribuida dificulta la formación de monopolios energéticos. Pero ¿Cómo convencemos a la sociedad de que esto es así? ¿Cuanto nos va a costar el cambio? ¿Podemos pagarlo? ¿Qué innovaciones tecnológicos hacen falta todavía? ¿En qué fase de desarrollo están?
La segunda puntualización está relacionada con el «cómo». El sistema que tenemos ahora es un sistema de generación centralizada. Si hay un cambio hacia un sistema de generación distribuída el cambio será irremediablemente progresivo. A no ser que estemos dispuesto a echar las redes de tranporte abajo, y quedearnos sin suministro hasta que encontremos la manera de autoabastecernos. La existencia de monopolios sí podría cambiar de la noche a la mañana a golpe de real decreto, y para eso no haría falta que desaparecieran todas las grandes centrales ni los mercados mayoristas. Cuando se liberalizó el sector eléctrico en UK se separaron de facto las actividades de generación, transporte, distribución y comercialización. Por tanto, aunque sigue habiendo un oligopolio en la generación, ya no hay una industria verticalmente integrada. No hizo falta cerrar ninguna central nuclear para cambiar este escenario. En España, en cambio, esta separación de actividades estuvo muy edulcorada y si bien ahora, Iberdrola Generación e Iberdrola Comercializadora son dos empresas distintas, pertenecen al mismo grupo y sus empleados comparten la sala de café. De la misma manera, los pequeños avances que se han hecho en la descentralización de la generación todavía los lideran las grandes eléctricas. El cambio tecnológico no va a desencadenar por sí solo un cambio en la estructura del sector. Las grandes empresas energéticas tienen tanto poder que no les costaría diseñar un escenario regulatorio en el que incluso con un sistema de generación distribuida ellos fueran los amos y señores. A eso es a lo que me refiero, dibujar un escenario para el futuro es una tarea importante, pero no debemos olvidar el camino que hay que recorrer hasta que llegue ese momento. Y ese camino sólo lo podemos recorrer conscientes de las limitaciones técnicas que existen hoy y de los cambios regulatorios necesarios para avanzar a pesar de ellas.
No he leído el libro de Hermann Scheer, pero te prometo que es el siguiente después de Murakami 😉
Gracias, una vez más, por el esfuerzo de centrar de qué estamos hablando. Se nota quién es ingeniero y quién economista.
Efectivamente, yo también creo que decidir cómo, ahora, se soluciona un el actual aumento de la demanda, es un problema distinto de definir cómo será el futuro modelo energético. En este sentido, a lo que apunta Hermann Scheer es a que pensando en un futuro energético ético, no se haga ninguna nueva inversión que no tenga en cuenta una nueva forma de generar, distribuir y comercializar energía.
Mis comentarios fueren sobre el CCS o sobre las centrales nucleares se referían al segundo caso, pues el discurso, por ejemplo del Clean Coal Centre de la IAE, es que se ha de apostar por el CCS como energía de transición. Esto es lo que me parece una trampa, pues, como tu muy bien dices es la opción de los grandes conglomerados energéticos de la energía fósil, para seguir manteniendo su status. Es más, sobre la cuestión nuclear, aunque sea una anti-nuclear convencida, creo que si bien no debería hacerse ningún nuevo proyecto, lo que no se ha de hacer es parar y desmantelar las nucleares alegremente; tanto por el riesgo que implica hacerlo precipitadamente y sin las medidas de seguridad apropiadas, como porque la única alternativa que «la industria» ha puesto sobre la mesa es la del carbón. Sobre esta cuestión, aunque, no siempre coincida con él ni con su tono, son muy interesantes algunos de los debates que ha planteado George Montbiot en sus artículos de opinión de el The Guardian.
En fin, que aunque yo sea una de las legas energéticas, que mucho tienen que aprender en blogs como el tuyo -de hecho esta mañana, ya he usado una de tus entradas, para unas clases que estoy preparando-, creo que tenemos más puntos de acuerdo que de desacuerdo.
Cuando acabe el trabajo que estoy haciendo, te responderé sobre las otras cuestiones que apuntas, pero, muy rápido, decir que me parece una vergüenza que la legislación española considere un monopolio a un pequeño productor, que vende la energía a sus vecinos, mientras que los distintos iberdrolas u otros, sean la muestra de que el mercado está liberalizado….Sic!
Gracias Aurelia! Me enorgullece que alguna de mis entradas pueda serle útil para sus clases a alguién con tu trayectoria. Yo también tengo mucho que aprender todavía, en lo técnico y en lo economico. Y reconozco que al ver las cosas desde dentro (de la industria) puede que muchas de mis ideas estén contaminadas ;). Por eso disfruto de discusiones como esta. No dejes de recomendar bibliografía en tus posts. Nos leemos!
Me ha gustado mucho el final del post cuando dices: «Que suban los precios, porque se acaba el petróleo con bajo coste de extracción, no es el destino, es una opción». Esto es muy importante. Todo nuestro sistema energético se ha constuído a base de «opciones» tomadas por unos pocos. Muchas de ellas tuvieron sentido en su momento, ya que fueron decisiones tomadas por expertos; pero ya no lo tienen en el contexto actual y sólo son perpetuadas por oligopolios en base a intereses económicos y no técnicos. Y es reponsabilidad de todos acabar con estas convenciones impuestas. Por eso es importante contar con blogs independientes como éste para ayudarnos a formar una opinión propia. Intentaré desarrollar esta idea en mi próximo post. Gracias por la inspiración 😉
Gracias. Efectivamente, a ver si logramos un poco de pensamiento crítico e independiente. Me alegro que mi entrada te haya inspirado. Ese es el debate que buscaba, cuando inicié esta andadura. Mi formación es de política económica. Siempre les cuento a los alumnos que cualquier opción -salvando las limitaciones físicas, geológicas..- en política económica es una elección y, como tal, es un acto de poder, matizado si se quiere. Optamos en función de nuestra concepción del mundo, de nuestra forma de entenderlo en función de nuestras circunstancias.
Me he pasado el fin de semana leyendo sobre carbón en China. Supongo que escribiré algo de ello en el blog, pero mi primera reacción es de estupor total: ¿cómo puede ser que algo tan malo (ambientalmente, laboralmente…) y tan arcaico se considere el futuro energético, no sólo de China, sino de Estados Unidos? ¿Cómo puede ser que a sabiendas de que es más caro construir centrales de CCS, que cualquier otra opción de renovables, se opte por ello?
La propia agencia internacional de la energía, en el WEO 2011, escribe lo siguiente:
At the end of 2010, a total of 234 active or planned CCS projects had been identified across a range of technologies, project types and sectors, but only eight projects (of which five are considered full CCS projects, (…) are currently operating (…). The likelihood is that there will be, at best, no more than a dozen large-scale demonstration plants in operation by 2020.
The main challenges to successful full-scale (…) are:
-High construction costs (assuming an average project cost for a CCS plant of $3 800 per kilowatt (kW), equates to around $2 billion for a 500 MW plant) and difficulties in financing large-scale projects, particularly in the absence of any carbon penalty.
– Higher operating and maintenance costs and the reduced thermal efficiency of plants fitted with CCS, relative to similar coal-fired power plants without CCS. (…)
Diciendo esto, ésta sigue siendo la opción preferida, por el propio centro de clean coal de la IEA, como la única posible «tecnología» de transición hacia las renovables. Es un insulto al sentido común, pero es hacia donde vamos.
Mi formación es técnica, soy ingeniero industrial y trabajo en el sector eléctrico. Aunque actualmente también curso estudios de economía (cuando la vida me lo permite ;P). Y es muy frustrante ver como algunos falsos tópicos promocionados por políticos y grupos de interés calan fuertemente en la sociedad. La parte positiva es que cuando hablo con mis amigos ajenos al sector sobre estos temas se muestran muy interesados y normalmente entienden conceptos bastante complejos con suma rapidez. Esto me hace pensar que no es que la gente no quiera o no pueda comprender los retos energéticos a los que nos enfrentamos. Es que, simplemente, nadie se molesta en explicarlos bien y de manera transparente. Por eso me animé a montar el blog, que además me sirve para poner en orden mis ideas.
En cuanto al CCS, por lo poco que sé, es una tecnología muy inmadura y con muchos retos por delante. Señal de ello es que los elogios de las grandes empresas no se traducen en inversiones importantes. Hace unos meses estuve en Compostilla, la planta de Endesa que está desarrollando un proyecto para validar el CCS a nivel industrial. Pero no pude entrar en la central y no puedo darte una opinión de primera mano. Sin embargo, lo que me explica un amigo que hace el doctorado sobre este asunto en la universidad de Aachen coincide bastante con el fragmento que citas de la IEA. Como bien dices, son mucho los problemas sociales, políticos, económicos y medioambientales del carbon. Sólo hay que ver la que tenemos montada en España con el Plan Nacional del Carbón. E incluso aunque la tecnología CCS fuera madura, fiable, segura y barata sólo soluciona (y a medias) el problema de las emisiones.
Yo no me posiciono en contra de una línea de investigación por el simple hecho de que no haya dado resultados positivos todavía; piensa que es el mismo argumento que esgrimían las petroleras cuando las renovables estaban en pañales. Pero es que en este caso además no veo que los objetivos estén claros. Por supuesto las empresas son libres de equivocarse en la manera en la que invierten el dinero. Son los reguladores y la opinión pública los que deben marcar en que medida se apuesta por una u otra tecnología y evitar que nos manipulen.
Desde mi punto de vista, si lo que se busca es una tecnología de transición libre de CO2 para ofrecer una carga base a un país con espectativas de crecimiento de la demanda como las de China, hay que optar por una tecnología más madura como la nuclear. También son mayores los beneficios de la cogeneración con gas para reducir las emisiones. Pero claro, a ver quien convence los políticos chinos y americanos de que se olviden de lo que para ellos es un activo de mucho valor. Es como decirle a un niño el día después de Reyes que deje los juguetes en casa y vaya al colegio a pensar en su futuro, una tarea compicada 😉
Perdona por el retraso en responder. El trabajo y el tram-tram diario…
Coincido en lo que comentas, pero no en que la energía nuclear pueda ser considerada una energía de transición. Cuatro son las razones fundamentales. La primera es mi oposición -por lo mismo que me opondría a la CCS- a esta energía por lo que deja a las generaciones futuras: es un gran acto de soberbia humana pensar que el planeta no responderá, de alguna manera, al efecto de los residuos enterrados o escondidos en él; como es una irresponsabilidad asumir que, pase lo que pase en el futuro -que, por cierto pinta mal-, existirá la voluntad, las instituciones y los recursos para seguir velando por unos residuos altamente tóxicos y radiactivos. La segunda es que, aunque sea una tecnología más madura, el coste de cada nueva central nuclear, más todas las investigaciones atómicas asociadas a ella, son tan costosas, que pasarán generaciones hasta que se consideren amortizadas (es lo que está ocurriendo hoy en día con las presiones para alargar la vida de las nucleares). De ahí, que se postergue y postergue la transición misma. Le tercera es que la estructura de una industria eléctrica, basada en una fuente nuclear, tiende al monopolio y a estructuras de poder verticales. Y, por último, la cuarta es que la energía nuclear, va asociada a un orden nuclear que, irremediablemente nos conduce a la llamada proliferación nuclear.
Agradecido por tu respuesta. No te preocupes por el tiempo, es lo de menos. Voy a intentar acotar mejor el problema para asegurarme de que estamos hablando de lo mismo. Entiendo energía de transición como aquella tecnología madura que nos permite cumplir con las expectativas de crecimiento de la demanda inmediatas – un 70% de 2010 a 2035 según la IEA – mientras desarrollamos las nuevas tecnologías que prometen subsanar los inconvenientes de las anteriores. Por tanto, hablamos de nueva generación que tiene que ser instalada en los próximos 25 años. El sistema de transporte eléctrico actual está diseñado para funcionar con generadores síncronos y esa es la causa de que el share de las tecnologías basadas en otros principios sea limitado; unos defenderán que más y otros que menos, pero nadie te puede negar que limitado al fin y al cabo. Eso significa que, aunque coincido contigo en que la generación distribuida tiene mucho más sentido técnico y económico, es una realidad que de momento seguiremos necesitando paralelamente construir grandes centrales con generadores síncronos que aporten estabilidad a la red de transporte. Todo esto, insisto, sin menoscabo del aumento simultáneo y limitado del share de otras tecnologías.
Dicho esto, ¿con que tecnologías de este tipo contamos actualmente? Carbón, Gas Natural, Fuel, Biomasa, Solar Termoeléctrica con Almacenamiento de Sales, Hidráulica y Nuclear. Si no queremos emitir CO2 nos quedamos sin las 4 primeras. Y si queremos tener disponibilidad de recurso en cualquier parte del mundo y en cualquier época del año… exacto, sólo nos queda la nuclear. Por supuesto, si el mix energético del país en cuestión está suficientemente diversificado la cosa no es tan grave y se podría prescindir de ella, pero repito: Ese no será el caso si la prioridad es no emitir gases de efecto invernadero.
En cuanto a las 4 razones que esgrimes en contra de la nuclear, estoy totalmente de acuerdo con la primera y la cuarta. La segunda tengo que discutírtela, la energía nuclear junto con la hidráulica es la que más beneficios económicos genera. Si se alarga la vida de estas centrales es porque le interesa a propietarios, gobierno y operador del sistema; a los propietarios de las plantas por los mencionados beneficios económicos, al gobierno porque las alternativas pasan normalmente por un mayor gasto público y al operador del sistema porque como he explicado ninguna otra tecnología le aporta mayor estabilidad a su red de transporte 365 días al año. En cuanto a la tercera razón que aludes, sí, la nuclear favorece una industria monopolística. Pero sólo hace eso, “favorecer”. La estructura no es monopolística por culpa de la nuclear ni de la generación centralizada, lo es porque la regulación del sector lo permite. Y seguirá siéndolo con o sin nuclear mientras los intereses políticos y comerciales sigan estando en manos de la misma gente. Y mientras los consumidores no estén bien informados y no fomentemos una cultura de democracia energética, un sentimiento de que el futuro de este sector estratégico es responsabilidad de todos.
En definitiva, y a pesar de las matizaciones, me parece legítima tu postura en contra de la nuclear. Y como hablábamos de hacer elecciones, si no queremos pasar por el aro de la nuclear ni tampoco por el del CO2, pero uno de ellos es imprescindible para un crecimiento inmediato de la demanda; entonces nuestra elección tiene que ser evitar ese crecimiento inmediato de la demanda. O por lo menos hacer que sea más moderado para que el aumento del share de nuevas tecnologías no llegue a poner contra las cuerdas la estabilidad de nuestras redes de transporte. ¿Cómo? Fomentando el consumo responsable y aplicando medidas de eficiencia energética. Finalmente te recuerdo de nuevo que sólo hablamos de los próximos 25 años, esperemos que para entonces las smart grids sean una realidad a gran escala.
Está claro que hablamos desde dos puntos de vista distinto. Reconozco que no soy ni física ni ingeniera, lo que limita mucho mi conocimiento del cómo se produce y se distribuye la electricidad que, entiendo, es de lo que estamos hablando ahora. Así que introduzco mi punto de vista de economista. Desde este punto de vista no acabo de estar de acuerdo en dos de los aspectos que mencionas: a) el que la nuclear, junto con la hidráulica, sea la que más beneficios genera y, b) de que la industria nuclear puede no ser monopolística.
Sobre el primer punto, la cuestión de los beneficios, te diré que depende desde donde lo empieces a medir. Es decir si contabilizas los beneficios, a partir del momento de cuando todo ya está funcionando, es cierto que el kw más barato es el nuclear y el hidroeléctrico; pero si en esa contabilización de costes y beneficios incluyes todas las fases del proceso (desde la extracción del mineral hasta los residuos, pasando por la construcción de las nucleares, el enriquecimiento, las medidas de seguridad y el gasto científico -que reconozco tiene efectos arrastre positivos en otros ámbitos-), entonces el coste del kilowatio es muchísimo mayor que el que se suele decir. De hecho apunté esta línea de argumentación en las tablas finales de este «extraño» artículo http://revistaeconomiacritica.org/sites/default/files/revistas/n12/REC12_ressenya_1_Aurelia.pdf.
Sobre el segundo punto, la industria nuclear, desde un punto de vista económico, irremediablemente tiende al monopolio. Por estructura de costes; por generar una industria verticalmente integrada y por implicar un modelo centralizado de producción de energía. Distinto es que, ante esta realidad, se ceda o no se ceda la propiedad a determinadas empreses, se regule de una forma u otra, etc… Dicho esto, coincido con lo que apuntas de la cultura de la democracia energética, pues esa es mi batalla.
En ese sentido, y también porque es en el único lugar que he leído sobre lo que apuntas al principio de tu comentario sobre generadores sincronos, caso que lo hubieras leído, me gustaría saber tu opinión sobre el libro de Hermann Scheer, El imperativo energEtico. A mi me inspira confianza, pero como he dicho al inicio, ni soy física ni ingeniera.
Mil gracias, por seguir este debate.
Vengo siguiendo sus escritos, con verdadero placer, desde hace unos meses y si no aporto comentarios, es simplemente, porque no sobra ni una coma. Sus reflexiones son cristalinamente explícitas, muchas gracia por ello.
Echo en falta, que alguna persona cualificada y sensata como usted, analice el tema de la posible existencia de las energias libres y las consecuencias que implicaria, de las cuales estoy firmemente convencido de su inexistencia, pues de existir no sólo no se esconderian, sino más bien habria una brutal competición por su expoltación.
Muchas gracias por su esfuerzo comunicativo.
Le agradezco mucho su comentario. Ya que usted lo comenta, un pequeño comentario jocoso. A veces, sí que sobran comas y me disculpo por ello a mis lectores. Por alguna razón que desconozco, tengo una gran pasión por este signo de puntuación. Creo que si pudiera lo pondría entre las palabras. En fin, que gracias por el comentario, y gracias por darme la oportunidad de disculparme por si alguna vez se me escapa una coma de más. Sé que, a veces, ocurre.
El tema de la coma que no sobra, lo expuse en modo metafórico, nada que ver con una critica a la gramatica. Lo realmente importante es el contenido del mensaje. Es cierto que hay que cuidar la expresión escrita, pero en gramática, también existen talibanes, que la anteponen a las ideas constructivas. Si considera que ello es su defecto, se los cambio por todos los mios.
Tu análisis es muy lúcido…pero estamos ante un mundo que se mueve por otros impulsos, como tú muy bien apuntas.