Vilopriu 30 años: de la alegalidad a la ilegalidad

Ayer, sábado 22 de Marzo 2014, si la información no me ha llegado mal, en Vilopriu, província de Girona, se celebraron los 30 años de la instalación del primer aerogenerador en Cataluña por parte de la cooperativa Ecotècnia. Entonces, ese aérogenerador tenía una potencia nominal de 15kW y se conectó de forma alegal a la red, pues no había ningún tipo de legislación al respecto. Unos años después, en 1984, cerca de allí, en la entrañable localidad de Garriguella, se instaló el primer parque eólico del Estado. Contaba con cinco molinos de potencia nominal de 24 kW cada uno, y sus promotores fueron ENHER y la Generalitat de Catalunya.

Fuente: parcseolics.wordpress.com

Fuente: parcseolics.wordpress.com

¿Qué ha cambiado desde entonces, hasta ahora? Pues no pocas cosas.

El proyecto, del que se celebran sus 30 años, fue un caso de entrepeneurship avant la page. Según se puede ver en el blog creado para tal efemérides, los impulsores del proyecto eran diez, presumo todos ingenieros, ataviados según la moda progre de la época y casi todos con barba, que se aunaron en 1981 en torno a una pequeña cooperativa, con un capital inicial de 80.000 pesetas (el equivalente a 480 euros). En vez del típico garage made in USA, alquilaron una habitación en un piso de la Ciutat Comptal, y desde allí no sólo crearon el prototipo que en 1984 se instalaría en Vilopriu. Con el tiempo, exportaron su tecnología por todo el mundo, incluso tuvieron un contrato de transferencia de tecnología con la empresa japonesa Hitachi Zosen, hasta que en 2007 Alstom adquirió la compañía por 350 millones de euros; lo que ocasionó que Ecotècnia S. Coop. se convirtiera en Alstom Wind. Una empresa que, hasta donde yo sé, tiene la sede en Barcelona, y que ha «poblado» la Península Ibérica de aerogeneradores.

Si Catalunya y España no fueran como son, este sería un caso del que oiríamos hablar en todas las escuelas de negocios del país, pero me temo que no debe ser así. Aunque han sido galardonados con un buen número de premios internacionales, aquí, ¿Para qué vamos a alabar y ayudar a los «nuestros», cuando realizan satisfactoriamente los valores en los que supuestamente creemos?…. Casi no queda memoria de la pequeña empresa de éxito, rentable e innovadora, que protagonizó el acontecimiento -aunque sus fundadores siguen siendo muy activos-, como, si no se remedia, acabará ocurriendo con la parte industrial del Grupo Mondragon, holding cooperativo al que Ecotècnia estuvo asociado desde sus inicios.

Algunos de sus miembros que, entonces desarrollaron un aerogenerador de 15 kW de potencia nominal, que proporcionaba electricidad a unos 60 hogares, hoy participan en la creación de los modernos ECO100, capaces de generar 3MW, para unas 2.500 familias. De hecho, algunos de sus miembros son los impulsores de la interesante iniciativa EOLPOP, Viure de l’aire del cel, que es un proyecto cuyo principal objetivo, siguiendo el modelo alemán, es establecer un procedimiento para la participación ciudadana en la propiedad, gestión y uso de la electricidad eólica. Si les interesa, en su página WEB encontrarán toda la información necesaria.

Probablemente la multiplicación de iniciativas de este tipo, pequeños proyectos de generación y uso de energía, de propiedad compartida o cooperativa, como he expresado en un buen número de entradas de este blog, sería una de las claves de la recuperación y regeneración de la «España democrática», en todos sus sentidos. Pero, me temo que una vez más, ello no será. De hecho, unos párrafos más arriba preguntaba ¿qué ha cambiado en los últimos 30 años? Por lo dicho, ya está claro que ha desaparecido de nuestra memoria la «pequeña» Ecotècnia; como está claro que la tecnología de hoy permite  mejores y más potentes y eficientes aerogeneradores, pero lo que no he dicho es que lo que entonces fue alegal, hoy probablemente, sería ilegal.

Desde este punto de vista, recordar los 30 años del aerogenerador de Vilopriu me parece muy ilustrativo. Nos recuerda que lo que hace tres décadas fue posible, ahora, con la Ley en la mano, ya no lo es; pero nos ha de recordar también que se hizo. Es más, desde entonces el prototipo se ha convertido en un potente, rentable, eficiente, y estilizado molino de viento capaz de suministrar electricidad a localidades enteras. Así que no nos engañemos, todo está mejor que hace 30 años, la técnica y la tecnología han mejorado, se ha probado que una iniciativa así podía ser comercial, se ha demostrado que no hacen falta inversiones faraónicas ni grandes empresas y, por si fuera poco, la experiencia se implantó con éxito. Entonces, ¿por qué prohibir experiencias similares?

Muy fácil, el problema no es la energía eólica es que mientras las grandes compañías energéticas nunca creyeron en el futuro de las renovables – o son tan listas que dejaron que otros les hicieran la tarea de investigación y prospección-, pequeños cooperativas y empresas apostaron por ella. Ahora, 30 años después, cuando la tecnología está probada y su rentabilidad certificada, el oligopolio eléctrico ha decidido quedarse con lo que otros hicieron, expulsándoles, para que todos sigamos dependiendo de su enercracia. Nos quieren sometidos. Por ello, han aprovechado este autoritario, pero débil, gobierno para que les haga una ley según la cuál unos o unas jóvenes emprendedoras, hoy, por innovar y por demostrar la viabilidad comercial de su actividad, estarían fuera de la ley.

Se trata de convertir lo que en un tiempo fue posible, e ilusión, en acto ilegal y/o criminal. Esto, es en lo que hemos convertido a la democracia. Hemos transformado el Estado de Derecho en  Imperio de la Ley, por un mal uso del concepto -mal traducido del inglés- de rule of law. Pero, está claro que hay una diferencia fundamental entre Estado e Imperio, pues el primero presupone contrato social y el segundo imposición; como hay una diferencia fundamental entre Derecho y Ley, pues el primero implica derechos y el segundo es «el yugo».

Esto es lo que nos recuerda Vilopriu, más allá de hecho energético, es una pequeña metáfora de nuestra involución ideológica, política y social. Puede que ustedes no le vean la relación, pero el otro día leí una columna de opinión de George Montbiot que decía que si George Orwell y Laurie Lee were to return from the Spanish civil war today, they would be arrested under section five of the Terrorism Act 2006. If convicted of fighting abroad with a «political, ideological, religious or racial motive» – a charge they would find hard to contest – they would face a maximum sentence of life in prison (…) They would go down as terrorists. 

Desgraciadamente, creo que todo va de lo mismo, pero supongo que sólo es un reflejo de mi enfado y amargura. Que me perdonen los organizadores del acto de ayer. El hecho de que la celebración de ayer fuera un éxito es esperanzador. Ojalá sirva para recordar que lo que entonces era posible y fue, ha de seguir siendo.

3 comentarios en “Vilopriu 30 años: de la alegalidad a la ilegalidad

  1. Como dicen en portugués, más una vez, GRACIAS!!! Aurelita,
    más un post FABULOSO, en el que fica claro que el problema no está en la tecnología,
    el problema está en la gobernanza, en cómo nos gobernamos.
    ?Cómo consiguen que con tanta información y tan «distribuida» la massa siga tan dominada por el paradigma energético impuesto por nuestros queridos oligopolios energéticos.
    Me ha gustsdo especialmente lo de » enercracia» (que también podría ser «energicracia»), tenemos que hablar de eso.
    Cordialmernte,
    Pep.

  2. És fantàstic que puguis explicar clar i bé el que està passant i que no ens deixem endur per comentaris que ens engañen en benefici de les grans multinacionals. Crec que reivindicar els exits de les petites empreses és molt important. Gràcies pel teu blog

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